¿Sabías que las actividades que se realizan al aire libre pueden afectar directamente tu piel generando cambios importantes en la misma? y ¿Qué el viento puede ser el causante?
Muchos pacientes asisten al consultorio con cambios inflamatorios a nivel del rostro, como el eritema (enrojecimiento) debido a la dilatación de los capilares, la primera sospecha que tenemos es exposición a los rayos ultravioleta UV, una vez descartamos que la fotosensibilidad por esta exposición y se corrobora que hubo protección solar apropiada, los médicos debemos considerar el viento como causa probable, generalmente esta afectación suele respetar el área de los ojos porque es común en pacientes que viajan en motocicleta, bicicleta, patines o practican deportes marítimos, este síntoma se asocia a una quemadura de la piel ocasionada por el viento.
Según estudios se ha comprobado que se puede generar daño en la piel con dos mecanismos. Un componente irritante directo que hace el estrato corneo de la epidermis, capa superficial de la piel, genere una descamación y promueva el segundo componente, dejando la piel expuesta directa a los rayos UVB y UVA generando alteraciones en el ADN de la piel.
Esta exposición no solo genera daño en la piel sino envejecimiento prematuro y alto riesgo de cáncer de piel. Es importante destacar que su principal función es la protección, nos protege de los cambios de temperatura, de agentes externos, químicos, traumas, etc. Si sufre una injuria quedamos expuestos a múltiples daños en nuestra piel, generando alteraciones y posibles mutaciones del ADN de la misma, por esta razón es de vital importancia el uso de un fotoprotector.
Esta exposición al viento no solo genera los daños previamente descritos, sino que también destruye la capa de ácido hialuronato que se encuentra en la capa externa de la piel (epidermis) generando deshidratación, debilitamiento y disminuyendo su efecto protector, haciendo que los rayos UV del sol penetren la piel, de esta manera se hace más complicado para el sistema inmunitario proteger la piel de mutaciones genéticas del ADN de sus células, dificultando la regeneración celular.
En un estudio en 1977 de British Journal of Dermatology se evidenció que los ratones expuestos a rayos UV y viento generaban más cáncer de piel que las que no estaban expuestas al viento.
Todas estas recomendaciones son importantes para asegurar la integridad del órgano más largo y extenso del cuerpo, por eso es importante el acompañamiento de médicos especialistas en el cuidado de la piel para que te asesoren y te indiquen una rutina de cuidado facial para prevenir lesiones y tratarlas si ya existen.
Dra. Paula Andrea García Daza.
Médica Cirujana general con Máster en Medicina Estética.
IG: dra_paulagarciadaza