¿Cómo identifico si mi lunar es cancerígeno?

El melanoma es considerado el cáncer de piel más peligroso, su formación está directamente relacionada con una variación en los melanocitos, que son las células productoras encargadas de dar el color específico a piel y el cabello.

Cuando la piel se expone al sol se pueden producir daños en el ADN de la célula de la piel. La radiación UVB puede conllevar a mutaciones, al producirse estas alteraciones se puede dar origen al melanoma maligno y al cáncer de piel no melanoma.

Según Mayo Clinic, el riesgo de melanomas es más común en las personas menores de 40 años, en especial las mujeres. Recuerda que una temprana detección permite un correcto tratamiento con el fin de evitar su aparición en otras partes del cuerpo. 

En los últimos años, la aparición del melanoma maligno cutáneo ha aumentado rápidamente, siendo una de las principales causas de muertes por cáncer, debido a su pequeño tamaño y su potencial metastásico.

Uno de los síntomas principales de los melanomas, es la aparición de lunares nuevos en la piel o cambios en algunos de los ya existentes, por ejemplo si notas cambios en su forma, tamaño o color.

Debido a esto se creó el A-B-C-D-E de los lunares, una regla diseñada para determinar si una lesión melanocítica es benigna, sospechosa o maligna y, de esta manera, poder hacer una detección temprana de melanoma ¿Quieres saber el significado de este abecedario? Sigue leyendo

A –Asimetría

Al dividir el lunar en dos mitades, las dos partes deben parecerse o tener un aspecto similar en cuanto a tamaño, colores y forma.

B– Borde

En condiciones normales, el borde de un lunar debe ser nítido, siendo una señal de alerta si este se encuentra irregular, o presenta cambios en el pigmento.

C– Color

La mayoría de los lunares tienen de uno a dos colores, si cambian a tres o más, se recomienda consultar con el dermatólogo.

D– Diámetro

Respecto al tamaño del lunar, en algunos casos suelen ser mayores a 6 mm en su diámetro.

E– Evolución

Se refiere a los cambios progresivos o rápidos que presenta el lunar en uno o varios parámetros de la regla, con el paso del tiempo, cómo los presentes en la siguiente imagen:

Es importante conocer la regla del A-B-C-D-E para poder realizar un autoexamen de lunares, tanto antiguos como recientes, de manera que se logre una detección temprana del melanoma para un tratamiento oportuno. Recuerda asistir oportunamente a tu médico de confianza ante cualquier señal de alerta. 

¿Cómo diagnosticar las variaciones cancerígenas de los lunares?

Se puede implementar dos tipos de diagnósticos:

– Dermatoscopia

La Dermatoscopia es una técnica no invasiva para diagnóstico, principalmente, de cáncer de piel melanoma y no melanoma. Esta técnica se realiza usando un dermatoscopio, que permite examinar las lesiones por debajo de la superficie cutánea, esta práctica debe ser realizada por un experto. 

– Dermatoscopia digital

La dermatoscopia digital se utiliza para controlar en el tiempo las lesiones melanocíticas o lunares. Estas imágenes se guardan y se comparan con las tomadas en la siguiente valoración del paciente.

¿Extirparse los lunares evita la aparición de melanomas?

Es una pregunta muy frecuente, pero se debe aclarar que al retirar todos los lunares no se anularía completamente el riesgo, ya que el melanoma puede aparecer sobre el mismo lunar, pero también sobre una zona de la piel sana donde no había alguno.

¿Usar protector solar garantiza la salud de tu piel?

No en un 100%, puesto que el protector solar ayuda a prevenir el riesgo de padecer melanomas u otras enfermedades de la piel. Para el caso de personas diagnosticadas con esta enfermedad se recomienda usar otras medidas complementarias, como el uso de prendas de ropa que cuiden la piel, buscar espacios con sombra cada vez que se salga a la calle o alejarse de las ventanas en días de sol excesivo.

Recuerda que diariamente el uso de un protector solar debe hacerse preferiblemente 15 minutos antes de la exposición al sol, y es muy importante que refuerces la aplicación del bloqueador cada dos horas cuando se está al aire libre.

Escrito por: Dra. Magda Castillo Osses – Dermatóloga