¿Sabes de dónde viene el fotoenvejecimiento? El sol es una estrella que desprende gran cantidad de energía, sobre la cual gira nuestro planeta tierra. Esa energía que desprende el sol alcanza a todos los planetas del sistema solar en forma de luz, participando en muchos procesos biológicos como la fotosíntesis en las plantas y aportando vitamina D a nuestra piel.
Cuando los rayos solares ingresan a nuestro planeta son filtrados por la capa de ozono, en donde una gran cantidad de energía, en forma de radiación, queda atrapada tal como acontece con los rayos solares UVC, los cuales son absorbidos por la atmósfera. Sin embargo, por efectos nocivos de la contaminación, esta capa filtro se ha deteriorado, permitiendo el paso directo de la radiación solar que afecta nuestra piel.
La radiación solar que alcanza la superficie terrestre está compuesta por:
- Rayos UVB: son absorbidos y tienen un efecto directo sobre la capa superficial de la piel llamada epidermis
- Radiación UVA: Tiene efecto directo sobre la epidermis y capa media de la piel o dermis
- Radiación infrarroja: Es capaz de atravesar hasta la capa más profunda de la piel o hipodermis
En nuestra piel tenemos diversas moléculas que absorben la luz (aminoácidos, ADN, melanina, lípidos, agua, entre otros) y sobre estas se generan diferentes daños. Dentro de los efectos biológicos causados por la radiación está el desarrollo de:
- Color rojo sobre la piel (eritema)
- Quemaduras o manchas
- Lesiones previas al cáncer de piel y envejecimiento prematuro (fotoenvejecimiento)
¿Qué es el fotoenvejecimiento?
Cuando envejecemos lo hacemos a través de dos componentes: el envejecimiento cronológico o reloj interno que cada uno de nosotros tenemos y que marca el inicio y fin de la vida. El segundo componente se relaciona con la intensidad de la radiación solar que desarrolla un factor externo conocido como fotoenvejecimiento (envejecimiento extrínseco).
Cuando sometemos nuestra piel a este estímulo de radiación de manera constante ocurre un desequilibrio que rezaga la capacidad del cuerpo para contrarrestar o desintoxicar sus efectos dañinos (estrés oxidativo), lesiona el material genético de las células (ADN) y las proteínas estructurales de la piel: colágeno y elastina. Además, puede originar:
- Aumento de los procesos inflamatorios
- Cambios en el pigmento de la piel
- Alteraciones genéticas con alto riesgo de cáncer de piel
Como consecuencia de estos cambios, la piel forma arrugas alrededor de los ojos y la boca, las líneas de expresión a lo largo de la frente se observan con un color de piel irregular, perdiendo lozanía, tersitud y suavidad.
La piel flácida y delgada se debe a la pérdida del colágeno subyacente y de fibras de elastina en la capa dérmica que proporcionan propiedades de recuperación completas, robustas y elásticas de la piel joven.
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¿Cuál es el objetivo de evitar el fotoenvejecimiento y cómo lograrlo?
El objetivo real consiste en retrasar el inicio del envejecimiento y/o disminuir el aspecto estructural y visual que causa el envejecimiento de la piel con el tiempo.
Una de las herramientas más importantes que tenemos para evitar este desequilibrio inducido por la radiación solar es el uso de un buen fotoprotector solar, ya sea tópico u oral.
Para el caso de los protectores solares tópicos, sus principios activos absorben o dispersan la radiación antes de penetrar en la superficie de la piel, por esto es importante aplicarlo de manera homogénea formando una capa fina y continua. Se debe verificar el factor de protección solar (SPF) para confirmar el espectro de luz que cubre, según la Food and Drug Administration (FDA), los protectores de amplio espectro se identifican con SPF 50+. Además, existen algunos complementados con sustancias antioxidantes, moléculas que reparan el ADN y controladores de la inflamación.
En cuanto a los protectores solares orales, algunos de ellos contienen sustancias botánicas de la dieta (carotenoides, flavonoides, polypodium leucotomos, etc.) y combinaciones de antioxidantes. Estos no sustituyen el uso del protector solar tópico, pero si se consideran como coadyuvantes en la protección de la piel de adentro hacia afuera.
Desde la antigüedad es conocido el uso de elementos de barrera físicos que evitan el contacto directo de la radiación solar con la piel: ropa, gafas, sombreros, sombrillas, entre otros, incluso existen en la actualidad variedades de telas que poseen filtros solares.
También podemos apoyarnos en el uso de antioxidantes tópicos u orales, los cuales ayudan a la piel para contrarrestar ese desequilibrio químico originado por la radiación como se explicó anteriormente.
¿Cómo saber si la piel presenta fotoenvejecimiento?
Lo más importante es identificar las lesiones en la piel que se vayan presentando:
- Cambios de color
- Crecimiento exagerado en poco tiempo
- Presencia de costras que no se curan
- Rugosidades al tacto y arrugas tempranas
Los dermatólogos entrenan el ojo para definir qué lesiones se deben tratar de manera rápida (cáncer de piel) y, si consulta a tiempo, poder iniciar el tratamiento ideal que permita revertir algunos cambios por fotoexposición.
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Escrito por: Dr. Andrés Cabrera – Médico especialista en dermatología y salud ocupacional.
Instagram: drandrescabreradermatologo.
Santa Ana Medical Center consultorio 724 y 725
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